Esta coproducción italofrancogermana es sin duda una jolla tardía de la cinematografía italiana de mediados del siglo 20: la hilación de la comiquesca historia, impresionantes sets y preciosa fotografía (de esas que arrancan boquiabiertazos) ponen una perla más en el collar fílmico de Sergio Leone.
La dualidad de Jack Beauregard y Nessuno (los personajes interpretados por Henry Fonda y Terence Hill, respectivamente) se podría describir cómo casi calvinhobbesca con matices de padre-hijo, viejo-jovén, cansado-optimista, experiencia-arrogante que termina al final en un debraye epistolar Esópico.
Aunque los desplantes cómicos característicos de Terence Hill no faltan en esta realización, así como la prefabricada pero directa actuación de Fonda, este filme es de texto para los amantes de una fotografía bien hecha (entre los que me cuento). La historia no es predecible (lo cuál agradezco) y la trama me mantuvo sentado hasta el final (aunque casi vomité con éste) y algunas tomas, como las adjuntas, me dejaron fascinado.
A ver a ustedes que les provoca.
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